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La jugadora de la selección española de hockey ha ido haciéndose con muchos galardones a lo largo de su carrera deportiva: tercera mejor guardameta en el campeonato europeo de Amberes de 2019, olímpica en Tokio 2021 y bronce en el Mundial de hockey de Londres 2018, pero fue noticia el pasado mes de julio por perderse la Copa del Mundo en Terrassa por maternidad. Ahora ha vuelto a ser convocada por la selección y tiene claro que es posible la conciliación entre su familia y su carrera deportiva: “Soy igual de competitiva, igual de válida para hacer mi trabajo y conseguir lo que me proponga”, asegura la portera.
El COVID-19 supuso un alto para reorganizar prioridades. María de los Ángeles Ruiz quería ser madre tras los Juegos Olímpicos de Tokio, previstos para 2020, pero terminaron pospuestos un año, lo que la llevó a perderse la Copa del Mundo en su casa, en Terrassa. Pero aún así, la deportista jienense no dudó. “El momento de la pandemia fue clave para parar, reorganizar mi vida y tener claras las cosas importantes que realmente quería hacer. En la vida, a veces te ves obligada a perderte cosas y aposté por perderme ese mundial para intentar ganar los JJOO de París”, comenta.
Ahora, la jugadora vuelve al campo con una estricta y detallada planificación de su vida y un trabajo constante para volver al nivel físico que la convertía en una de las mejores porteras del mundo. “Cuando volví a los entrenamientos en septiembre me sentía como un muñequito de trapo, no tenía fuerza”, explica María de los Ángeles. “La idea es ir exigiéndome de forma gradual, todo dentro de unos límites y con unos tiempos muy marcados. Por suerte, todo mi entorno lo está entendiendo de la misma forma. Es algo que yo no puedo hacer sola. Mi pareja tiene que venir conmigo y buscamos con el equipo la manera de que venga con nosotros. En el equipo, cuando ven al bebé y el compromiso de toda la familia para permitir que yo siga jugando, se les borra de la cabeza cualquier duda que puedan tener”, asegura.
Con sus objetivos claros y con su pareja volcada, al igual que ella, en la conciliación y en el deporte de alto rendimiento, la meta es la responsabilidad y la constancia para servir como ejemplo a otras familias que se vean en la misma situación. “Hay que hacer esfuerzos para equilibrar ser madre y poder seguir persiguiendo los sueños. Si queremos que la sociedad lo acepte, tenemos que empujar entre todos para visibilizarlo”, explica la jugadora. “Hay que hacerlo por los que vienen. Que nadie deje de vivir la vida que quiere porque aparece la maternidad o la paternidad”.