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Los riesgos de la COVID-19 impiden que muchos de los deportistas, exdeportistas, técnicos y miembros del mundo del deporte que, habitualmente visitan la sede del Comité Olímpico Español en Madrid, puedan desplazarse a la capital para presentarse en la casa del deporte y de los deportistas. Pero, para eso, están las nuevas tecnologías: para que podamos reunirnos con nuestros allegados independientemente de la pandemia que estamos viviendo. 

En el último día del año, el presidente Alejandro Blanco se ha reunido con David Cal, deportista español con más medallas olímpicas y abanderado en Pekín 2008, para repasar juntos sus inicios, su brillante carrera deportiva, así como su función ahora dentro de la UCAM, patrocinador del Comité Olímpico Español. 

Eso sí, antes de echar la vista atrás para conocer cómo empezó el gallego en el mundo del piragüismo, David le ha asegurado a Alejandro que se encuentra en un momento de su vida en el que está muy contento y que, pese a que hubo momentos de bajón, el confinamiento lo pasó bastante bien.  

El piragüismo por eliminación 

Cuando vives al lado del mar y todos los días pasas por delante de un club de piragüismo es normal que al final caigas en la tentación de probar ese deporte. Y así le pasó a David. “Decidí ir a probar con unos amigos. Empecé con el kayak y cuando aprendí a andar con él no me gustó, así que pedí probar con la canoa. Comencé simplemente por pasar los veranos, por estar con mis amigos, jugar y divertirme”, explica.  

Pero el piragüismo no era el único deporte en su vida. “Practicaba de todo, fútbol, atletismo, baloncesto… En todas las actividades que había en el colegio, me inscribía. Pero llegó un momento en el que no tenía tiempo para todo y tuve que empezar a descartar. Y al final, por eliminación me quedé con el piragüismo”, confiesa entre risas. 

Y en esos inicios destaca la figura de Araceli Menduiña, su primera entrenadora: “Recuerdo que era muy estricta y nos metía mucha caña. Ella sigue estando vinculada al piragüismo. Compite en la categoría de veteranos. Le encanta este deporte y vive para ello”. Pero David también tiene palabras para el resto de sus entrenadores: “A lo largo de mi carrera tampoco tuve muchos entrenadores, pero todos los que tuve me marcaron mucho y me llevaron por la línea del trabajo y de disfrutar con lo que hacía. No hay fórmula mágica para llegar a unos Juegos o un Mundial y hacerlo bien. Trabajar y disfrutar haciéndolo es esa fórmula que todo el mundo busca”.  

Camino complicado 

Como cualquier deportista que quiere llegar a lo más alto, David tenía el sueño de entrar en el CAR de Madrid para formar parte del equipo nacional. Sin embargo, ese sueño se retrasó más de lo esperado. “Siendo cadete de segundo año, realicé una temporada perfecta. Gané todas las competiciones nacionales, pero no me llamaron de la selección. Fue un palo bastante grande”, reconoce. Y añade: “Al año siguiente volví a ganarlo todo y ya me llamaron del equipo junior, pero dije que no, que me quedaba en Pontevedra”.  

Ya en categoría absoluta aceptó la propuesta de la selección nacional, pero el resultado no fue el esperado. “Con 18 años me llamaron del equipo español absoluto. Finalmente fui y pegué un bajón deportivo importante. Las cosas no me fueron nada bien y al año siguiente decidí dejar el piragüismo”, cuenta Davis.  

Gracias a Santiago Sanmamed y Suso Morlán, a finales de 2002, Cal decide regresar a la competición y lo hace por todo lo alto, proclamándose subcampeón del mundo en 2003 y logrando la plaza para Atenas 2004, donde comenzaría su idilio con las medallas olímpicas.  

Cinco de cinco 

David Cal llegó a la capital griega como subcampeón del mundo y se volvió a casa como campeón y subcampeón olímpico. “En la carrera de C1 1000m compitieron dos deportistas a los que yo admiraba mucho y les gané. Hicimos la estrategia que teníamos pensada y nos salió muy bien. Al día siguiente en el C1 500m fue Andreas Dittmer quien me ganó, algo que me alegró, porque si no iba a ganar yo, mejor que lo hiciera alguien a quien admiras”, explica.  

Esos resultados le llevaron a abanderar a la delegación española en Pekín 2008, donde se colgó dos nuevos metales. “No sabría si decirte que un oro olímpico y ser abanderado tienen el mismo peso. Son momentos inolvidables. De los más bonitos de mi carrera deportiva. Ambas son fruto del trabajo que has realizado”, reconoce ligeramente emocionado, mientras añade: “A Pekín fuimos a por dos oros y nos volvimos con dos platas, pero me fui contento porque cuando das todo lo que puedes, solo queda felicitar a los rivales”.  

Su última aparición en unos Juegos fue en Londres 2012, donde se colgó una nueva medalla y se convirtió en el deportista español con más metales olímpicos. “Londres fue completamente diferente. Ya tenía cuatro medallas y había que buscar una nueva motivación. Por aquel entonces estaban Arantxa Sánchez Vicario y Joan Llaneras también con cuatro medallas, así que el reto fue conseguir la quinta. Es cierto que la carrera fue dura psicológicamente, porque salí atrás del todo, pero conseguí remontar y me colgué esa quinta medalla”.  

La retirada 

Cuando a su entrenador Suso Morlán le fichan para dirigir la selección de Brasil, David no duda en irse al país sudamericano con él para preparar los Juegos de Rio 2016. Sin embargo, un cúmulo de cosas le arrebataron la motivación y las ganas, provocando la decisión de abandonar la alta competición en marzo de 2015.  

“En Brasil estaba muy a gusto, pero había muchas cosas que me penalizaban. Finalmente, decidí que no merecía la pena seguir trabajando para llegar a Rio. No tenía las mismas ganas, la misma motivación y pensé que era el momento. Pude haberlo hecho antes o después, seguro, pero las cosas vienen como vienen y yo pensé que ese era mi momento”, afirma.  

Nueve meses después de su decisión de colgar la canoa se incorpora al proyecto de la UCAM, donde actualmente sigue trabajando. “Nunca había estado tanto tiempo sin entrenar. Necesitaba tiempo con mi familia, pero en ese tiempo me di cuenta de que estaba fuera de lugar. Toda mi gente había hecho su vida y yo no encontraba mi sitio. En ese tiempo todas las instituciones estuvieron muy pendientes. Finalmente, se cruzó la UCAM con un proyecto bonito y me decidí por ello. Estoy haciendo cosas diferentes a las que hacía cuando era deportista, pero son cosas que me llenan porque sigo vinculado con el deporte”, reconoce. 

Hasta esa retirada, David Cal consiguió cinco medallas olímpicas, cinco mundiales y cinco europeas, algo de lo que se siente muy orgulloso. “No cambiaría nada. En mi carrera cometí muchos errores e hice muchas cosas acertadas. Pero si no cometes errores, no aprendes. Todo el mundo está hecho de sus fracasos, sus derrotas y sus victorias. No cambiaría nada”, concluye. 

Afición por las hormigas 

Antes de despedirse, Alejandro Blanco le pregunta a David por su afición oculta: las hormigas. “Siempre me produjo mucha curiosidad cómo trabajaban las hormigas y lo que había debajo de un hormiguero. Un día recogí de la calle una hormiga reina (Tenacitas), que empezó a hacer su hormiguero. Ahora tengo mi propio hormiguero con sus 200 hormiguitas”, cuenta divertido.  

Y tras esta confesión, David le agradece a Alejandro este rato que han pasado juntos y su labor en el COE. “Eres un referente como presidente. Todos los deportistas están encantados contigo. Espero que en el futuro sigamos disfrutando de tenerte ahí porque el cambio que ha dado el deporte desde que estás en el Comité Olímpico ha sido notable”.  

Con esta última entrega de Zoombando a los Juegos despedimos este atípico 2020. Desde el Comité Olímpico Español estamos seguros de que el 2021 llegará cargado de buenos momentos para nuestro deporte y nuestros deportistas.  

Feliz Olímpico 2020 + 1 

Puedes visualizar el vídeo pinchando aquí

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