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La nueva entrega de ‘Zoombando a los Juegos’ llega con Liliana Fernández Steiner como protagonista. La jugadora de vóley playa se ha reunido con Alejandro Blanco, de manera telemática, para contarle al presidente del Comité Olímpico Español cómo está viviendo toda la pandemia, cómo afrontan Elsa y ella esta nueva temporada en la que buscarán la medalla olímpica y explicarle cómo se compagina el deporte de alto rendimiento con la maternidad.  

Después de asegurar que tanto ella como su familia se encuentran bien de salud, Lili le ha confesado a Alejandro que el confinamiento no fue sencillo. “Fue bastante duro. Por un lado, porque se aplazaron los Juegos, algo que en ningún momento me imaginé que podía pasar. Y, por el otro, me sobrepasó el tema de la conciliación. Fue muy complicado tener a mi hijo en casa, estar entrenando y que mi marido teletrabajara. Era muy difícil conciliar, todo y fue duro”, reconoce.  

Sin embargo, tiró de imaginación y se preparó unas pesas y una pista de vóley caseras para mantener el ritmo y el estado de forma. “Mi marido tiene una mente privilegiada y se inventó unas pesas con botellas de agua y hormigón y convirtió la huerta en una pista para tocar balón”, cuenta entre risas.  

Lili es una de las protagonistas del documental ‘Abanderados del Esfuerzo’, una pieza audiovisual en la que se cuenta cómo estaba preparando los Juegos y cómo esa preparación se frenó en seco por el Estado de Alarma. Pero nuestra deportista no quiere mirar atrás. “Lo pasado, pasado está y no se puede hacer nada. Simplemente, mirar hacia adelante e intentar adaptarse a esta situación”, explica.  

Y aunque en septiembre pudieron competir fuera de España, desde entonces no han vuelto a saltar a una pista y no saben cuándo volverán a hacerlo. “Tuvimos que viajar a Holanda a jugar un circuito nacional de allí y un King of the Court. Y después, disputamos la fase final del Campeonato de Europa en Letonia. Pero esas son las únicas pruebas que hemos conseguido jugar. De hecho, hoy en día aún no tenemos calendario confirmado para esta temporada”, asegura. Eso sí, para entrenar no han tenido ningún tipo de problema. “Hemos entrenado con normalidad desde finales de mayo”, confiesa.  

Objetivo claro: Tokio 2020 

A diferencia de otras parejas Lili y Elsa ya cuentan con su plaza para Tokio 2020, lo que supondrán sus terceros Juegos Olímpicos, y la alicantina lo tiene claro: “Eso de conformarme con los octavos o con el diploma, ya no. Le dije a Pablo (Herrera) que otra vez novenos, no. De ahí para arriba, porque esto no puede ser”, cuenta con una sonrisa en la cara.  

Y aunque el sueño se retrasara un año, la ilusión y las ganas son las mismas. “Ya no dependemos de una clasificación, de un ranking o de más pruebas. Tener la clasificación desde septiembre de 2019 nos da mucha tranquilidad a la hora de entrenar y de enfocarnos en el objetivo final que sigue siendo Tokio. Esto nos permite enfocarnos más para superar el listón que nos gustaría batir. Hay que dejarlo todo en el campo con todas las ganas y la ilusión”, asegura.  

Bendita casualidad 

Son muchos los años que Liliana Fernández lleva en la élite del vóley playa mundial. Sin embargo, su affaire con este deporte comenzó de casualidad. “No vengo de una familia con antecedentes en el voleibol, ni muy deportista, ni nada de eso. Me enganché de casualidad en el voleibol. En verano bajaba a jugar al vóley playa poco a poco me enganchó”, explica, antes de reconocer que “soy muy perfeccionistas y, en cierto modo, muy individualista. Yo veía que en el voleibol había muchas chicas en el campo y que no podía hacer todo. Y, por mi personalidad, en ese sentido, la playa me vino como anillo al dedo”.  

“Desde el 2000 compaginaba voleibol y vóley playa y ya en 2005 me becaron y me vine a Tenerife. No sabía si destacaría. Yo veía a David Cal representando a España en unos Juegos y quería estar ahí. Pero de ahí a conseguirlo en una modalidad que nunca había tenido representación, obviamente era un sueño” añade.  

Y apareció Elsa para cumplir ese sueño juntas. “Nos conocimos en un Campeonato de España juvenil. En Asturias. Ella se me acercó porque le habían ofrecido la misma beca que llevaba yo disfrutando desde un año antes. Me preguntó cómo funcionaba un poco todo, los apartamentos, los entrenamientos, la rutina…y yo le expliqué un poco nuestro día a día para ver si se animaba”. Y desde entonces han pasado 14 años. “Hay una amistad muy trabajada por detrás porque somos muy diferentes. No tenemos nada que ver, pero en lo esencial somos muy comprometidas y vamos las dos a una”, confiesa.  

Ejemplo de madre y deportista 

Lili siempre ha tenido claro que quería ser mamá. Y tras los Juegos Olímpicos de Rio 2016 vio la oportunidad perfecta para formar una familia. Eso sí, estaba convencida de que solo era un alto en el camino, porque volvería.  

“Tenía muchas ganas de ser madre, pero no quería que eso me retirara de mi faceta profesional, porque para mí el deporte es mi forma de vida. No quería retirarme para formar una familia. Mi marido me apoyaba, mi equipo me apoyó y era el momento ideal, porque tenía tiempo suficiente para ser madre e intentar clasificar para Tokio. Ese compromiso de no retirarme, de querer volver, de no dejar a Elsa tirada, me hizo entrenar hasta el octavo mes tanto en playa como en el gimnasio. Todo muy controlado, al 50 o 60%, que, para mí era suficiente para mantenerme y volver más rápido. Y eso me permitió volver a los seis meses de dar a luz”, cuenta orgullosa.  

Y a diferencia de otras deportistas, la alicantina contó con el apoyo tanto de sus patrocinadores privados como de las instituciones. “El apoyo tanto de la Real Federación Española de Voleibol como del Comité Olímpico Español, fue fundamental. Y mis patrocinadores tampoco dudaron en apoyarme y confiaron en que volvería. Y eso te da mucha tranquilidad a la hora de tomar la decisión”, asegura. Y añade: “Porque he leído que otras deportistas perdieron el apoyo de sus patrocinadores privados. Es una pena que el apoyo se pierda porque una deportista vaya a ser madre. Pero igual que creo que hay que visibilizar cuando no se apoya, también hay que hacerlo cuando se apoya y cuando se hacen las cosas bien”, explica.  

Presente y futuro 

Durante todos estos años en la élite mundial junto a Elsa, Lili ha conquistado una plata y dos bronces europeos, el preolímpico de China y varias medallas internacionales. “Cada medalla es especial. Pero si tuviera que elegir alguno me quedaría con la remontada épica ante Holanda en Londres 2012, el partido contra las brasileñas en Rio 2016 y el partido final del preolímpico de China. Fue superemocionante”, confiesa ligeramente emocionada.  

Pero la jugadora de vóley playa tiene ganas de más. “Creo que todavía tengo mucho que dar deportivamente. Aunque quisiera seguir ampliando la familia, para mí el deporte sigue formando parte de mi vida y no me veo retirándome en un periodo corto de tiempo. Todavía me veo muy vinculada al deporte y compitiendo”, afirma convencida.  

Y si algo más tiene claro es que “sin el deporte no sería la persona que soy. Me ha enseñado disciplina, compromiso, esfuerzo, sacrificio…” y que no cambiaría nada de su trayectoria porque “de las malas experiencias, de las malas situaciones y de las adversidades, de todo se aprende”.  

Tras casi media hora de conversación. Lili se despide de Alejandro agradeciéndole todo lo que hacer por el deporte y por los deportistas españoles, a la vez que el presidente del COE le desea toda la suerte del mundo en Tokio 2020 y le muestra sus deseos de verla también en París 2024. 

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