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Abrazos, lágrimas y una tenue luz de esperanza se han entrecruzado esta mañana a la llegada del autobús de la UCAM y el COE con 37 refugiados de la guerra en Ucrania al Campus de Los Jerónimos, donde les esperaban seres queridos.

Entre los recién llegados, sobre todo mujeres con sus hijos, ya que la mayoría de los hombres se han quedado en Ucrania para luchar en la guerra, se encontraba la hermana de una estudiante de la UCAM, así como muchos familiares y amigos ucranianos residentes en las provincias de Murcia y Alicante.

“Hemos salido del infierno y ahora la única meta es vivir”, afirmaba una mujer mayor, procedente de Kiev, que ha llegado a Murcia con su hija y su nieta, “lo perdimos todo, pero ahora tenemos comida y el calor de quienes nos han traído”.

Una de las madres, junto a sus hijos, relataba que “estamos huyendo de la guerra y ahora tenemos alivio en nuestro corazón”. Desde Járkov, otra mujer contaba “venimos mi hija, mi nieto y yo. Perdimos nuestra casa el primer día de la guerra. Nos fuimos al metro sin esperanza y gracias a Dios unos amigos nos avisaron de esta misión humanitaria”.

Desde Berdichev llegaba otra mujer que, junto a su madre, explicaba que “estamos huyendo de nuestra realidad de las bombas, de condiciones en las que no se puede vivir. Estamos muy agradecidas de encontrar a personas que ayudan de esta manera y que nos brindan alojamiento y comida”.

La Plataforma Universitaria por la Paz de la UCAM, apoyada por el Comité Olímpico Español, ha tenido en su primera misión humanitaria una doble función: la entrega de material humanitario, que llegó ayer sábado a la universidad polaca de Katowice (colaboradora con la iniciativa) y la asistencia a estos refugiados para traerlos hasta Murcia, alejándolos de la guerra, y procurándoles alojamiento y ayuda.

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