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Ray Zapata (Santo Domingo, República Dominicana, 26 de mayo de 1993) completó en Tokio la colección de medallas en grandes eventos internacionales: oro en los Juegos Europeos (2015), plata en los Olímpicos (2020) y bronce en el Mundial (2015). El gimnasta canario atendió a AS para hablar de su trayectoria y de lo que espera del futuro.

¿Se cansa uno de tantos eventos y homenajes tras lograr una plata olímpica?

No, qué va… y para algo así me sacrifiqué tanto: para conquistar un éxito del que estuviéramos orgullosos mi país y yo. Sinceramente, he perdido la cuenta de los actos a los que me han invitado, pero una medalla conlleva este apartado, no hay problema. Ahora debo descansar (no compite en los Mundiales) y coger fuerzas para preparar la próxima temporada.

El ciclo entre Río y Tokio no resultó nada sencillo.

Efectivamente. Primero, en los Juegos de 2016 no rendí al nivel que deseaba. Después me rompí el tendón de Aquiles, con una rehabilitación muy costosa, me lesioné el tobillo, me quedé fuera de citas internacionales como el Mundial… Sin embargo, logré darle la vuelta a la situación. Me clasifiqué para Tokio a través de las Copas del Mundo y me colgué la plata. Una buena remontada, ¿no?

¿Mereció más en su ejercicio olímpico de suelo?

A mí me supo a oro. Conseguí la misma nota que el vencedor (14,933 puntos, como el israelí Artem Dolgopyat: se colgó la plata por la dificultad una décima menor de su programa) y ese día ni sabía cómo se valoraba el desempate. Creo que se me ha subestimado a lo largo de mi carrera, pero al final los resultados están ahí, y en mi palmarés cuento con metales en Juegos, en Mundiales y en Europa.

Su Zapata II se convirtió en uno de los tres elementos más difíciles y mejor valorados del código de puntuación masculino.

Me siento un crack, aunque próximamente habrá novedades. Quizá no en un mes, pero igual en cuatro descubro alguna cosilla, según la competición en la que presente el elemento. Ando con dos nuevos ejercicios, que son muy buenos, pese a que no los definiría tan bomba como el Zapata II. De cara a París 2024 me curraré un tercero, que todavía no he empezado a entrenar, pero que ya preparé un poco hace un tiempo y puede que vaya bien. Si sale, haré historia a lo grande.

¿Sólo vale el oro en París?

Sí. Yo mismo me lo pongo como un reto personal, no por exigencia externa o mediática, ni mucho menos. La presión ya la viví con la plata, ahora toca jugar para alcanzar el oro, y eso sólo lo lograré con ambición, trabajo duro y chulería.

¿Imaginaba una trayectoria así cuando llegó con nueve años a Canarias?

No, para nada. Me costó mucho adaptarme a Lanzarote hasta que surgió la gimnasia. En Santo Domingo no paraba quieto, de aquí para allí. Luego, éramos tres hijos y a mi familia le costó sacrificios económicos. Por eso intento ayudarles siempre. Hoy soy medallista olímpico y papá de Olympia (Ray eligió a Ana Peleteiro como madrina de la pequeña). ¡Qué barbaridad!

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